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Los tratamientos son diferentes tanto en sus objetivos como en sus requisitos de cumplimiento. Es importante que se adapte a cada persona con sus necesidades y a su situación concreta.
Son muchas y diversas las situaciones que pueden afectar a una persona que consume drogas. También sus necesidades son muchas y diversas. Una ayuda adecuada debe ocuparse de todas ellas.
El tratamiento exige una valoración continuada para ver si realmente se dirige a los objetivos más útiles para cada persona. Si no lo hace, debe ser modificado para que los logre.
Cuanto mejor se cumplan las indicaciones del tratamiento, mejor será el pronostico.
Todo tratamiento debería incluir algún tipo de psicoterapia ya que va a ser esencial cambiar aspectos psicológicos para dejar de consumir.
Los tratamientos pueden utilizar medicación pero deben incluir también maneras de lograr cambios psicológicos y de conducta. Esos cambios psicológicos y de conducta van a ser esenciales a largo plazo.
Comorbilidad significa dos trastornos a la vez (por ejemplo, enfermedad mental y consumo de drogas o ansiedad y consumo de drogas). Lo ideal es que el tratamiento que realice la persona se ocupe de los dos problemas de forma conjunta.
Algunas veces los tratamientos no son voluntarios y llegan a funcionar. Muchas veces aspectos externos (familia, prisión, etc.) son los que "fuerzan" a algunas personas a ponerse en tratamiento y poco a poco la propia persona toma conciencia de la importancia de realizarlo y deja de sentirse "forzado".
Si se producen consumos de drogas durante el tratamiento, éstos deber ser afrontados con valor y sabiendo que las recaídas y los consumos puntuales son situaciones habituales en todo proceso de deshabituación. Es necesario trabajarlas específicamente.
El tratamiento para las drogodependencias puede ser un buen lugar para tomar contacto con los servicios de salud. Una evaluación completa de salud es un componente importante de los tratamientos, ya que ayuda a conocer fortalezas y debilidades de cada persona.
Como hemos señalado, y en la medida en que un consumo y recaída son habituales e incluso probables durante un tratamiento, éstos tienen que enseñar cómo reducir los riesgos asociados al consumo de drogas.
Una persona no se hace adicta de la noche a la mañana. Tampoco va a dejar de serlo de un día para otro. El abandono de las drogas supone un proceso largo, muchas veces con altibajos, que exige esfuerzo, constancia y convicción.
PARTE IV: ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES PARA QUE UNA
AYUDA PROFESIONAL SEA EFECTIVA?